domingo, 9 de mayo de 2010

No la conocí pero aun la recuerdo….

Hace años y durante algún tiempo trabajé en el Hospital Psiquiátrico El Peral, lugar del que se cuentan y donde aún ocurren muchas historias tenebrosas, no precisamente por sus pacientes…pero ese es otro cuento.
Durante un año y antes de trasladarnos a vivir al norte de Chile estuve fuertemente comprometido en mis tiempos y afectos con este lugar y sus usuarios. En ese contexto conocí a Gonzalo y más tarde a su madre la Señora Olivia.
Gonzalo permanentemente abandonaba el hospital para regresar a la casa de su madre, pacientemente ella cada vez que esto ocurría nos avisaba o lo acompañaba de regreso al hospital.
Gonzalo era uno de aquellos pacientes “rezagados” que el antiguo y añejo modelo biomédico en psiquiatría había definido como “irrecuperables” y que llevaba muchos muchos años residiendo en el hospital, lo que también es otro cuento….
Tratando de entender, en algo, lo que le ocurría a Gonzalo, en una oportunidad realicé el ejercicio de hacer el mismo recorrido que el hacía para trasladarse a la casa de su madre. En ese tiempo el Transantiago no aparecía ni siquiera lejanamente en el escenario, aún nos movíamos todos en las famosas micros amarillas.
El Peral está ubicado hacia el extremo sur oriente de la comuna de Puente Alto, la casa de la familia de Gonzalo está en Ñuñoa, él solo conocía una forma de irse desde El Peral a su casa, que esta era tomando una micro que lo dejara cerca del barrio Mapocho y desde ahí, cerca del Parque Forestal tomar otra que lo dejaba a algunas cuadras de su casa…en fin después de un par de horas logré llegar haciendo esa ruta.
En la casa de Gonzalo estaba esperándome su madre, la Señora Olivia, con ella pasamos una larga tarde de conversación acompañados por un par de tazas de café, gracias a Gonzalo y la Señora Olivia pude conocer a Cecilia, otra de sus hijas.
Cecilia era una joven trabajadora social que fue detenida y hecha desaparecer, previo paso por Villa Grimaldi, por los agentes de la dictadura de Pinochet en los 70´s, en el momento de su detención Cecilia estaba además embarazada, la señora Olivia y el resto de su familia nunca más la volvieron a ver, menos aún al hijo o hija de ella.
Solo han podido reconstruir a jirones, como miles de chilenos, los últimos momentos en los que alguien la vio con vida. Desde esa tarde admiro y llevo en un rincón de mi alma a la Señora Olivia, a Gonzalo, a Cecilia y por supuesto que su hijo. No puedo evitar pensaren ellos con pena y cariño, además de decir que aunque Nunca la conocí aún la recuerdo….